Universidad de Ciencias Médicas

Universidad de Ciencias Médicas 112 La inauguración del Edificio “Dr. Andrés Vesalio Guzmán Calleja”, una obra de un calibre pensado para alber- gar no a una escuela, sino a una universidad, fue quizá el logro material más importante del período de con- solidación. Anhelado por su fundador y finalmente como homenaje póstumo, aquel edificio puso fin a la era fundacional, cuando la escuela carecía de la capacidad para construir sus propias instalaciones. Se alzó como un símbolo del rápido éxito de una organización que nació como una “quijotada” de un idealista, pero que en poco tiempo logró gestar el cambio hacia un modelo mucho más complejo, exigente en calidad y competitivo en el mercado, capaz de formar profesionales en ciencias de la salud que se cuentan entre los mejores del país y de la región. Aquel edificio fue apenas la primera etapa de un ambicioso proyecto constructivo que al día de hoy incluye un puñado de edificios, que conforman un moderno campus universitario capaz de atender a una creciente población estudiantil. Un campus propio es un buen sustento material para construir la ima- gen que la escuela necesitaba para dar el salto hacia convertirse en una universidad especializada, pero era necesario avanzar en otros aspectos que elevaran el prestigio académico de la organización. Era necesario establecer convenios que permitieran elevar el nivel académico de la es- cuela y facilitar la apertura de nuevas carreras. En la década de los noven- ta la Organización Mundial de la Salud incluyó a la Escuela Autónoma de Ciencias Médicas en su registro de escuelas de medicina reconoci- das, con lo cual se abrió la oportunidad para establecer relaciones con otros centros de enseñanza de otras partes del mundo, iniciando con las universidades norteamericanas de Louisiana y Minnesota, y que años después incluye convenios de cooperación con otras universidades y es- cuelas de medicina estadounidenses, mexicanas y colombianas, así como con organismos no gubernamentales internacionales 67 . Antes de la creación del Sistema Nacional de Acreditación de la Enseñanza Superior (SINAES), el estable- cimiento de convenios con prestigiosas universidades funcionaba como un reconocimiento que dichas or- ganizaciones otorgaban a la Escuela Autónoma de Medicina, además de reportar importantes beneficios y oportunidades para los estudiantes cuya formación se ve enriquecida por dichos convenios que incluyen ca- pacitaciones a profesores, clases con docentes invitados, conferencias y, por supuesto, becas para continuar los estudios en el extranjero. De esa forma, la Escuela Autónoma de Ciencias Médicas se fue labrando la presti- 67 García, Mayela y Selyukova, Irina. “Escuela Autónoma de Ciencias Médicas”, pp. 17-18. Desde su fundación la Escuela Autónoma de Ciencias Médicas de Centro América trabajó en la forja de una reputación basada en la excelencia académica.

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