Universidad de Ciencias Médicas

Bienvenidos al futuro 53 Una de las facetas más impresionantes del doctor Guzmán Calleja fue la de científico expe- rimental, muchas fueron las ideas ingeniosas que aplicó en su labor profesional. Después del internado en el San Juan de Dios pasó al Max Peralta, en 1944, como Cirujano Asistente y ahí tuvo muchas oportunidades de perfeccionar su talento quirúrgico, especialmente en un área de su interés, la del sistema nervioso y la neurocirugía. Tanto así, que era su deseo realizar una residencia con el Doctor Wilder Penfield, Director del Instituto Neurológico de Montreal, sin embargo, esto no fue posible debido a que en ese momento, finalizados sus estudios, tuvo que regresar a Costa Rica y ayudar a su padre enfermo y al darse su fallecimiento, Vesalio debió quedarse y asumir las responsabilidades de su hogar. Se debe resaltar que no habría en el país un neurocirujano hasta que se especializara en 1964 el Doctor Eduardo C. Guevara. No obstante, el doctor Guzmán y sus colegas hicieron muchas cirugías y tratamientos experimentales en este campo. Como cirujano en el Max Peralta, tuvo muchas oportunidades de incursionar en nuevos métodos, debido a que de manera constante debía atender a víctimas de accidentes de la carretera Panamericana, que con frecuencia llegaban con traumatismos craneales y hematomas de distintos grados de complejidad. Decía él que en aquella época le tocó tratar esas fracturas, trepanar cráneos con sintomatología de franco hematoma y compresión, drenar hematomas epidurales y subdurales, ligar arterias; todo hecho en aquel entonces sin elec- trocoagulador, por lo que el tratamiento de esos hematomas muchas veces se hizo con comprensión utilizando algodón o gasa y ligaduras de seda 36 . Así fue puliéndose el futuro maestro, paso a paso, en la práctica, cada paciente una nueva oportunidad de salvar una vida y de seguir aprendiendo, ya fuera aplicando las técnicas disponibles o experimentando con diferentes alternativas. En esta época los medios para diagnosticar los malestares eran la radiografía simple del cráneo, el uso del encefalograma y la ventriculografía. Además, hablaba el doctor Guzmán de la punción y dre- naje de la cisterna magna por la vía del foramen magnum, cuyo uso él empezó en el año de 1947, y se utilizaba especialmente cuando había una muy elevada presión dentro del cráneo. Sobre los métodos de la época decía el doctor que la única forma de disminuir esa hipertensión intracraneana era por medio de una inyección de dextrosa de 50 o/o y la extracción del líquido cefalorraquídeo 37 , lo cual resultaba muy arriesgado, pero que aquellos momentos brindaban la mejor posibilidad para el paciente. Como médico, el Doctor Guzmán co- nocía los riesgos de este tipo de intervenciones y muchas veces los pacientes no sobrevivían a las cirugías, pero dado el panorama de la escena médica nacional de aquel entonces, grandes eran los esfuerzos que en el campo 36 Guzmán, Vesalio. Mi relación con el sistema nervioso central, ibidem. 37 Guzmán, Vesalio. Mi relación con el sistema nervioso central, 120.

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