Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos 113 7.2. Aprender haciendo Aprender consiste en construir conocimiento haciendo cosas con otros, a partir de la experiencia y la exploración, del ensayo y error, del análisis y la ejecución. Se promueve el aprendizaje activo cuando: Se diseñan las actividades de aula en función de los estudiantes, sus características y lo que necesitan hacer para aprender. Se les ofrecen posibilidades de involucrarse o enfrentarse a tareas auténticas, de la vida real, que tienen significado y valor para ellos. Se fomenta que construyan, armen, diseñen, fabriquen cosas, y a descubrir en el proceso ideas poderosas que amplían su comprensión y dominio sobre cómo funciona el mundo. 7.3. Aprender en colaboración con otros El aprendizaje más efectivo es el que se construye a partir de situaciones que requieren compartir y colaborar con otros, pues, aprender con otras personas y de otras personas, haciendo cosas en conjunto o entrando en conversación con ellas, se convierte en una característica esencial del aprendizaje de las competencias del siglo XXI. El aprendizaje cooperativo no solo supone poner a los estudiantes a trabajar en grupos; sino que, se tienen que garantizar ciertas condiciones, para que se den procesos de verdadera colaboración. (Johnson, et al .1994): Objetivos: El objetivo requiere que todos colaboren para optimizar el aprendizaje de los demás. Todos son y deben considerarse responsables del logro del objetivo. Ayudar a analizar: Los grupos analizan cómo están avanzando hacia el cumplimiento de la meta y cómo están funcionando como equipo. Retroalimentar compartir: Los miembros del equipo tienen que construir una producción colectiva, para la cual es necesario que se ayuden, compartan, se expliquen cosas unos a otros, etc. 7.4. Aprender de acuerdo con las necesidades e intereses propios Para que los procesos de aprendizaje sean efectivos, resulta esencial conectarlos con los intereses y aspiraciones de los estudiantes y lograr que el aprendizaje tenga valor para ellos, que sea un fin en sí mismo. Esto implica ayudarles a comprender los objetivos de aprendizaje y descubrir su utilidad. Adaptar los objetivos curriculares al contexto real de los estudiantes resulta de gran ayuda. Se puede lograr mediante la simulación de situaciones cotidianas, el uso de casos de la vida real, así como el empleo de noticias, vídeos y música cercanos a la población estudiantil. Asimismo, con la mayor frecuencia posible, necesitamos abrir ciertos espacios de libertad para los estudiantes. Por ejemplo, que tengan la oportunidad de elegir entre actividades y dentro de las actividades (Watkins, 2003).
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