Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
Universidad Nacional: Una nueva mirada en la mediación pedagógica al 114 7.5. Aprender con tecnología En un modelo de enseñanza de las competencias del siglo XXI, la tecnología juega un papel determinante. Sabemos que los recursos tecnológicos son un medio y no un fin en sí mismos, y que el fundamento de la calidad educativa reside en la efectividad de las estrategias didácticas de los docentes, y en su capacidad, de establecer relaciones positivas con sus estudiantes. Sin embargo, los niños y los jóvenes necesitan estar expuestos, cotidianamente, a usos productivos y creativos de la tecnología, que les ayuden a entender el mundo complejo y sofisticado que les rodea. El valor de las tecnologías digitales en educación es que facilitan el dominio de los contenidos curriculares, al tiempo que estimulan el desarrollo de competencias esenciales para crear y usar nuevo conocimiento en el mundo (Fullan y Langworthy, 2014). 7.6. Conducir el propio aprendizaje Es posible promover que los estudiantes desarrollen autonomía en sus procesos de aprendizaje, ahora, esto se puede lograr, si en las aulas se estimula que los estudiantes: Se enfrenten a situaciones de aprendizaje retadoras que les obliguen a explorar y tomar decisiones sobre cómo proceder para superarlas con éxito. Identifiquen cuándo necesitan ayuda y dónde podrían encontrarla. Revisen su experiencia –lo que hicieron y cómo lo hicieron– reflexionando sobre sus fortalezas y debilidades. Evalúen sus productos finales. Se fomenta la autodirección cuando, como docentes, se restringen las intervenciones y se les cede a los estudiantes el protagonismo en el proceso. Por ejemplo, se plantea un desafío que esté al alcance de los alumnos; sin embargo, el docente debe estar cerca para brindar orientación y apoyo, cuando sea necesario, pero procurando que sean los estudiantes quienes exploren y se enfrenten directamente a los problemas. 8. Principios de la evaluación de las competencias del siglo XXI La evaluación es un elemento tan determinante en los procesos de enseñanza-aprendizaje, que se ha llegado a afirmar que constituye el motor principal del aprendizaje: el factor del que depende la calidad y cantidad de lo que se aprende. Según la experiencia general, tanto los docentes como los estudiantes, acaban guiando sus esfuerzos, por lo que se tiene que evaluar y cómo se tiene que evaluar, al finalizar cada periodo lectivo. Sin embargo, en manos de los docentes está enfatizar otra dimensión, igualmente poderosa, de la evaluación: su potencial para brindar información que permita corregir, reorientar y enriquecer la marcha del aprendizaje. En la medida en que el desarrollo de las competencias centrales, no sea evaluado de manera relevante en el sistema nacional de aseguramiento de la calidad y de la permanencia, difícilmente será
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