Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos 115 priorizado. La creatividad plantea un desafío mayor por la dificultad de estructurar su evaluación, la cual debe potencializarse desde la mirada STEAM. El sistema educativo propone reducir la frecuencia de evaluaciones sumativas tradicionales, y aumentar, la exploración de nuevas habilidades como, el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo y la resolución de problemas. En adelante, se presentarán los principios que pueden ayudar al docente con respecto al proceso de la evaluación y facilitar que contemple, no solo los contenidos curriculares, sino también las competencias que necesitan desarrollar los estudiantes para enfrentar los retos del siglo XXI. 8.1. Evaluar integralmente contenidos y destrezas Tradicionalmente, la evaluación ha consistido, sobre todo, en pruebas de papel y lápiz centradas, en medir, cuánto sabe el estudiante en términos de memorización de datos y el reconocimiento de conceptos. Sin embargo, para evaluar competencias, hay que apoyarse más en estrategias de evaluación basadas en desempeños. Los estudiantes demuestran lo que saben hacer, mediante la ejecución de actividades que les demandan poner en práctica sus competencias, es decir, su aprendizaje integral, en relación con, sus conocimientos, destrezas y actitudes (Johnson, et al ., 1994). En este particular, la evaluación debería contemplar criterios que reflejen evidencia de progreso tanto en conocimientos, como en las destrezas y las actitudes. Esto supone pensar, no solo en los productos (un trabajo escrito, una exposición, un examen, etc.), sino también en los procesos. Algunos ejemplos de elementos de proceso que interesa evaluar son: el grado de implicación en las actividades propuestas, la equidad en las contribuciones de los miembros del grupo, las conductas cooperativas presentes, el proceso de resolución de problemas, el manejo del tiempo, la capacidad de escucha, la capacidad de comprender y aceptar los puntos de vista distintos al propio, etc. (Prieto, 2007). Por último, un requisito esencial que conlleva todo proceso de evaluación es establecer, desde el principio y de manera clara, los objetivos de aprendizaje y compartir con los estudiantes los criterios con los que se juzgará el éxito de su tarea (inclusive, en algunas oportunidades, acordarlos con ellos). 8.2. Evaluar para el aprendizaje En los sistemas educativos se ha privilegiado, tradicionalmente, la evaluación del aprendizaje, es decir, de los resultados finales. Esta evaluación toma casi siempre la forma de un número o letra con la que se juzga el nivel obtenido por los estudiantes al asimilar ciertos contenidos. Por el contrario, la evaluación para el aprendizaje, tiene por finalidad, brindarle al estudiante información que le permita mejorar su aprendizaje, así como, estimular su persistencia y la confianza en su propia capacidad para superar las dificultades. Desde esta perspectiva, los errores se consideran como parte natural del proceso de aprendizaje y como oportunidades que desafían e invitan a desarrollar nuevas ideas, conexiones y estrategias conceptuales. Este tipo de evaluación, denominada también evaluación formativa, fomenta que los estudiantes asuman un papel más activo en sus procesos de aprendizaje, que aprendan a reflexionar sobre cómo están avanzando y cómo mejorar. Un balance, entre la evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje, permite no sólo contar con valiosa información para los actores involucrados en el
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