Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
Universidad Nacional: Una nueva mirada en la mediación pedagógica al 116 sistema educativo, acerca del aprendizaje logrado por los estudiantes, sino también, conseguir que la evaluación alcance su más alto cometido: contribuir a elevar los niveles de aprendizaje, y, a hacer posible, que estos se orienten hacia la formación de seres humanos capaces de seguir aprendiendo a lo largo de la vida. 8.3. Retroalimentar La retroalimentación es una de las características más relevantes del modelo de evaluación que necesitamos para hacer realidad la educación del siglo XXI. Para que los estudiantes puedan maximizar su aprendizaje, necesitan recibir retroalimentación frecuente, sobre su progreso y sus logros, así como la ayuda para planear lo que necesitan hacer posteriormente. Esto implica establecer productos intermedios, previos al momento de la entrega del trabajo final o de la prueba definitiva, permitiéndole a los estudiantes obtener retroalimentación oportuna. La mejor retroalimentación es la que se da en el marco de relaciones de confianza y respeto, entre estudiantes y docentes. Se centra en lo positivo y en elementos que los estudiantes pueden controlar; ya que, les confirma que están en la senda correcta, además, les promueve la corrección y el mejoramiento en sus trabajos. Usar un lenguaje descriptivo (no enjuiciador), específico y concreto (no general y abstracto), orientado hacia qué se puede hacer para superarse, promueve la reflexión activa y participativa de los propios estudiantes. El docente, no se adelanta a señalar lo que se ha hecho mal, sino que le da tiempo a este, para que pueda reflexionar y generar conciencia con respecto al proceso y a sus posibles errores. De ahí que, el personal docente debe ser capaz de brindar retroalimentación útil y productiva en distintos niveles: a sus estudiantes, a los padres y a las madres, a las personas encargadas de administrar las instituciones educativas, y a quienes diseñan, transforman y deciden el rumbo del sistema educativo. 8.4. Incorporar oportunidades de autoevaluación y coevaluación Involucrar de manera activa a los estudiantes en los procesos de evaluación, implica compartir y discutir con ellos los objetivos de aprendizaje y los resultados esperados, y ayudarles, para que individualmente y en grupo, puedan reflexionar acerca de sus experiencias, valorar sus fortalezas y sus necesidades basados en la evidencia, así como planear cómo progresar de acuerdo con criterios acordados junto al docente. Los estudiantes necesitan tener frecuentes oportunidades de autoevaluación, para reflexionar acerca de sus experiencias y de los resultados de su aprendizaje. Tras cada actividad, ellos pueden identificar lo que resultó bien o mal y por qué, sin embargo, para eso, necesitan tener claros los criterios de evaluación, y con ello valorar su desempeño. Algo esencial, es sentir el apoyo necesario, para admitir críticas y sugerencias, sin poner en riesgo su autoestima. Inicialmente, los estudiantes necesitarán ser guiados, para saber cómo evaluar su propio trabajo, y, para eso, ocupa obtener insumos tanto de los compañeros como del profesor y compararlos con la propia autoevaluación. Si se continúa apoyando y valorando estos esfuerzos de autoevaluación, se formarán personas seguras de sí mismas, autónomas y autocríticas, al tiempo que se obtendrán valiosos insumos, con el afán de conseguir que los docentes complementen sus propias apreciaciones.
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