Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos

Universidad Nacional: Una nueva mirada en la mediación pedagógica al 14 Con gran júbilo, estamos realizando este evento, para que cada uno de nosotros pueda disfrutarlo al máximo en nuestra casa de enseñanza. En momentos de crisis por las cuales pasamos, damos fe de que la esperanza continúa. Porque es por medio de la acción sustantiva que se hace visible la transformación, podemos demostrar que es posible pensar, en cambiar la educación. Miramos las oportunidades que nos presenta la vida, y es por medio de ese espejo cotidiano, que nos garantizamos una nueva forma de pensar, de actuar y de dejar huellas para siempre. Tenemos en nuestras manos el rumbo de la educación. Esa travesía, nos puede conducir a ser ciudadanos, para un país que requiere de mujeres y hombres comprometidos, no solamente con su Ser sino con su quehacer dentro de la sociedad. Apostamos a un cambio significativo, dentro de los escenarios educativos. Entre ellos hallamos: a los educadores, estos profesionales de la docencia, que hacen posible, darle vida al maravilloso mundo de los aprendizajes. Con su dedicación y modelaje, construyen nuevas oportunidades para una población estudiantil, sedienta de conocer, crecer, construir y volar. El acto de educar requiere de escenarios educativos propicios, para la construcción del conocimiento y el desarrollo de valores humanos, donde la emoción y los pensamientos de cada ser humano son fundamentales. Si las emociones y sentimientos provocan cambios estructurales, químicos, energéticos y neuronales esta debe visibilizarse en el aula. La química del aprendizaje debe estar presente en todo momento; de modo que, se deben estimular todas las áreas que conforman el cerebro. Por ello, el educador debe promover ambientes que fomenten distintas vivencias, con el fin de lograr la interacción entre la mente y el cuerpo del aprendiente, así como, la relación de este con el resto de sus iguales. Es el momento, de atender la problemática generalizada de la desmotivación del alumnado, es la hora de reencantar la educación, de nutrir el pensamiento, los sentimientos y la correcta aplicación de los aprendizajes, es la hora de hacer vibrar el alma y los corazones de los aprendientes. En este sentido, las aulas son el lugar perfecto, para la interacción, es ahí en donde el educador tiene la plena conciencia de quién y cómo es cada aprendiente, es en ese recinto, en donde es más fácil comprender a ese ser humano en su totalidad. Esto, le permite ayudarlo a desarrollar mejor sus potencialidades, sus talentos, sus competencias y sus habilidades, para que, como un Ser pleno , durante el proceso educativo, desarrolle actos de amor; además, de valores tales como la solidaridad y la colaboración, acciones que le permiten alcanzar la finalidad de la existencia humana, que es encontrar prolongados estados de bienestar y felicidad. Debemos recuperar, el asombro, la curiosidad, la imaginación y la creatividad entre otros aspectos, para que los seres humanos que nos visitan cotidianamente encuentren en estos espacios una razón para continuar asistiendo, a pesar de cualquier obstáculo que se le presente en su diario vivir. Qué emocionante es escuchar a un niño decir : — Maestra me gustó mucho su clase . O a un joven expresar : —Que bueno profe, aprendí mucho de su clase ; o bien, ver feliz a un adulto aprendiente porque aprendió a leer; verle llorar porque sacó un 80 como nota en un examen y saber que su profesor lo felicitó por ese logro. No importan, los lujos, las dificultades o las incertidumbres, un académico, sea este un maestro o un profesor u otro, hace la diferencia, cuando en su aula, llegan seres humanos sedientos de encontrar un ambiente de aprendizaje que no tienen en sus hogares ni en sus comunidades. Que hermoso es pensar, qué un frio edificio que funciona como un centro educativo, puede convertirse en un lugar cálido; o simplemente, saber qué, gracias a la forma en que media un ¡maestro!, es posible, que la inspiración y la esperanza puedan ser constructoras de los sueños de sus aprendientes.

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