Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos 221 que solamente las personas con puestos directivos lo ejercen. Sin embargo, al establecer el concepto de liderazgo y reconocer que este corresponde a la influencia que una persona puede ejercer en un grupo para guiar u orientar los procesos, se identifica el liderazgo desde la acción docente, cómo la forma en que los y las profesionales en educación ejercen influencia en los estudiantes y en las familias a las que pertenecen. A partir de este planteamiento, la propuesta conceptual de Lussier y Achúa (2011), se asocia también al liderazgo, desde el punto de vista docente, ya que, ellos y ellas desde su ámbito laboral, primero influyen en sus estudiantes, y seguidamente, en las familias y la comunidad educativa. Mientras tanto, al hablar de liderazgo educativo, los docentes destacan el accionar que se realiza en una institución, y que tiene como objetivo, la formación pedagógica de los estudiantes. Desde esta óptica, asumen el liderazgo educativo como la acción ejercida por los profesionales de la educación, para alcanzar los objetivos y metas propuestas, en común, por el Centro Educativo; no obstante, este liderazgo se enmarca únicamente en lo formal, pues responde a las tareas propias de la labor docente, relegando el liderazgo informal, al no ejercer protagonismo en las acciones institucionales. Desde esta perspectiva, en el interior del aula, los docentes asumen el rol de líder; sin embargo, en las actividades institucionales se mantienen únicamente como seguidores, aun cuando, pueden ejercer protagonismo en el accionar de la institución. En relación con las habilidades de liderazgo, los profesionales de Educación participantes en este estudio, identifican cuáles debería ser las habilidades del liderazgo docente, reconociendo la importancia de esta para tal ejercicio. Ellos identifican, claramente, las fortalezas que poseen, así como las debilidades que presentan en algunas áreas, de manera que, reconocer sus habilidades les permite a los y las docentes, reforzar aquellas, en las que hay deficiencia y potenciar aún más las que resultan fuertes. Ciertamente, proporcionar respuesta al cuestionario, involucraba que los participantes se autoanalizaran, para que lograran identificar las fortalezas y las debilidades en torno a las habilidades de liderazgo docente. Al identificar habilidades, tales como, el dominio, la integridad, la estabilidad y la confianza personal, se considera que el personal reconoce poseer aquellas habilidades relacionadas con el desempeño académico; es decir, con la formación de valores, y la capacidad, para enfrentar las experiencias que su labor le generan. Sin embargo, al existir deficiencia en algunas habilidades, resulta oportuno trabajar en ellas para lograr fortalecerlas. En virtud de lo anterior, la propuesta de acompañamiento para el liderazgo docente deberá orientarse en potencializar y optimizar cada una de las habilidades, ya que, esto es de suma importancia, pues, les permite a los líderes de procesos, desarrollarse de forma plena y se garantizan un mayor equilibrio en el ejercicio de la docencia. Así mismo, se concluye que resulta necesario fomentar en los docentes la participación en las actividades institucionales, asumiendo roles en cada una de ellas. El protagonismo de los docentes, será evidente, en la medida en que puedan ejercer con propiedad las tareas asignadas, a partir de una actitud propositiva en la labor diaria. Con respecto a la influencia del liderazgo, en la gestión educativa, se llega a las siguientes conclusiones: el liderazgo que ejercen los docentes influye de forma directa en la gestión educativa, ya que esta es el resultado de las acciones desarrolladas por los profesionales, y el impacto que puedan ocasionar, depende de la influencia que estos ejerzan en su quehacer docente. Aunado a ello, el liderazgo docente va más allá de la gestión realizada en el aula, se extiende en el desempeño institucional y su proyección trasciende a la comunidad. Por consiguiente, la influencia que el profesional de la educación desempeñe determinará la gestión que se pueda lograr.
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