Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
Universidad Nacional: Una nueva mirada en la mediación pedagógica al 250 atreven a mencionarlo o a trabajar con él; y, si se trabaja, se enfoca de manera tangencial, rápida y sin seguimiento. Razones puede haber muchas: “Porque hay que cumplir con el programa”; “Porque eso es responsabilidad del equipo de apoyo de la institución” o “Le toca a la orientadora” …, sin embargo, hay que asumir la responsabilidad. En el 2015, un estudio realizado por el Instituto de Estudios Sociales en Población de la UniversidadNacional, para varias empresas, determinóque lapocadestrezademuchos costarricenses en habilidades blandas les impide obtener puestos de trabajo en las trasnacionales (La República, 12 de julio, 2019). En la investigación se destacó que las relaciones humanas es la segunda habilidad más importante; de modo que, ante estos resultados vale plantear algunas reflexiones, tales como : – ¿Qué hacemos nosotros, desde la educación, para fomentar el buen desarrollo de esas habilidades blandas? – ¿Acaso las desarrollamos en nosotros como docentes primero, para luego apoyar el desarrollo de ellas en nuestros estudiantes? Lo cierto es que se adolece de educación emocional, y cada uno debe hacer algo, no obstante, esta es una responsabilidad de todos, en este sentido, los educadores no pueden seguir sin reconocer el elefante blanco. Hacerlo implica un coste muy alto dentro de las aulas, a saber: el desgaste físico- emocional, las confrontaciones continuas, las frustraciones, la desconexión con lo otro y con los otros; en consecuencia, una cultura que carece de habilidades blandas bien ejercitadas, y, que vive en un nivel de violencia que va en escalada, es peligrosa. En virtud de esto, la inteligencia emocional debe ser desarrollada y entrenada, al tiempo que se supervisa, este aprendizaje ofrece respuestas que permiten un mejor desarrollo de las relaciones humanas, de la empatía, de la comunicación efectiva y afectiva; en cuyo caso, se podría sostener que esto contribuiría a la disminución paulatina de la violencia, dentro de los entornos más cercanos y, específicamente, en el espacio áulico. 2. Aquello que sentimos Goleman resalta la importanciade conocer las propias emociones, de gestionarlas apropiadamente y del papel de la empatía, como bases del desarrollo de la inteligencia emocional. Sin embargo, si se considera en esos términos, se puede caer en la falsa idea, de que, conocer cuáles son las propias emociones es una tarea sencilla. Paradójicamente, se vive con ellas, de manera que, la persona debería ser capaz de saber qué siente o, qué le provoca una determinada emoción y cómo sobrellevarla, pero, se sabe poco de ellas; razón por la cual, no se acostumbra a reflexionar al respecto. Ciertamente, para entender mejor el tema de las emociones, la literatura ofrece múltiples clasificaciones, por ejemplo, desde las que se contemplan los estados emocionales básicos, hasta la categorización desarrollada por Ekman (en Bisquerra, 2016) que refiere sentimientos, tales como: la ira, el miedo, la alegría, la tristeza, el asco y la sorpresa; hasta las más complejas, que proponen la existencia de Universos de Emociones (Bisquerra, 2016, p. 25). Igualmente, si se piensa en emociones negativas, se trasciende del simple miedo al: “pánico, el terror, el susto o el temor”, o bien, de la ira hacia: “la cólera, la rabia, la indignación o el resentimiento”; y, si de emociones positivas se trata, la alegría se amplía hacia otros campos, como: “contento, el deleite, el placer o la satisfacción”, entre otras. De acuerdo con la clasificación de Bisquerra y Punset (2016), cada emoción es representada en un mapa, por medio de una galaxia, que a su vez entra en contacto con otras. Todas ellas se expanden, generando nuevas constelaciones emocionales. Se trata de un universo complejo, pero no por ello
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