Una nueva mirada en la mediación pedagógica al encuentro con el sentido del aprendizaje en los procesos educativos
Universidad Nacional: Una nueva mirada en la mediación pedagógica al 254 destrucción de material y otros.” (MEP, 2017, p.1). Dentro de ellos se menciona el acoso escolar o bullying , el acoso cibernético o cyberbullying , la violencia psicológica y la violencia sexual. En términos generales, los reportes de incidentes violentos disminuyeron en el momento en que se efectuó el estudio, comparados con los casos reportados en el 2006. A pesar de las noticias positivas, en el 2016, se presentaron 41.370 incidentes violentos en 2210 centros educativos, de un total de 8014 incluidos en el estudio, lo cual representó el 27.6%. De todos los casos reportados el 91.4%, es decir, 37.804 casos fue de incidentes entre estudiantes; un 6.2% entre estudiantes y docentes para un total de 2.565 casos; y, un 2.4% entre estudiantes y otro tipo de personal, esto corresponde a 1001 casos. En cuanto a los tipos de violencia, la verbal fue la más frecuente con 23.142 casos equivalentes a un 55.9%, y con respecto a la violencia física, hubo 8.489 casos que representó el 20.5%. El estudio, también expone que, de cada 1000 estudiantes matriculados en el 2016, 44 vivieron algún tipo de violencia; para la región guanacasteca, la cual nos compete, las cifras fueron las siguientes: Cuadro No.7 Número de casos de violencia registrados en Educación Tradicional Según Dirección Regional. Curso Lectivo 2016 Dirección Regional Total Entre estudiantes Entre estudiantes y docentes Entre estudiantes y otro personal Liberia 1.131 1.062 33 36 Nicoya 669 631 27 11 Santa Cruz 1.877 1.786 55 36 Cañas 1.079 933 115 31 Fuente: (MEP, 2017, p. 15) Además, se indica que, en cuanto a proporcionalidad, las regiones de Santa Cruz y Cañas son las que presentan más casos de violencia en el país, por cada 1000 estudiantes, 92 fueron víctimas de violencia en Santa Cruz y 76 en Cañas. A primera vista puede parecer que no son tantos los casos, o que las cifras no son tan alarmantes comparadas con las de otros países. Sin embargo, si estos datos se observan con naturalidad, se ha empezado a normalizar las situaciones de violencia, producto de una desensibilización escandalosa, creyendo erróneamente, que la violencia es consustancial a los tiempos en que se vive.
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